En mi familia existe un personaje singular entrañable donde los haya. Tiene la fea costumbre de arrasar allá donde va y de entrar en habitaciones ajenas, pero por lo demás es un portento de muchacha. Hacemos chistes que sólo entendemos nosotras, y somos muy capaces de ridiculizarnos frente a la cámara del móvil con tal de reirnos luego de las tonterías que hacemos. Además, siempre parece estar dispuesta a jugar conmigo al Hotel, cosa que no puedo decir de casi nadie, y eso se lo agradezco enormemente.
Hace un tiempo se quiso infiltrar en un círculo de filólogos clásicos, y tramó un plan. Era un plan bastante burdo, y de hecho se trataba sólo de una frase que demostraría que ella era uno de ellos: "¿Has leído lo último de Virgilio?". Al final no lo llevó a la práctica, pero el descojone cada vez que decimos las frase es soberano.
Ahora, puesto que disfruta de sus amplias vacaciones, no hace más que leer, ver la tele y holgazanear a partes iguales (a veces incluso toma un poco el sol), pero aun así no desconecta de esta mentalidad tan nuestra gracias a la cuál, si yo digo "Augustz quierrre zchocolate", las dos estallamos en carcajadas.
En fin, entrañable como E.T.
Hace un tiempo se quiso infiltrar en un círculo de filólogos clásicos, y tramó un plan. Era un plan bastante burdo, y de hecho se trataba sólo de una frase que demostraría que ella era uno de ellos: "¿Has leído lo último de Virgilio?". Al final no lo llevó a la práctica, pero el descojone cada vez que decimos las frase es soberano.
Ahora, puesto que disfruta de sus amplias vacaciones, no hace más que leer, ver la tele y holgazanear a partes iguales (a veces incluso toma un poco el sol), pero aun así no desconecta de esta mentalidad tan nuestra gracias a la cuál, si yo digo "Augustz quierrre zchocolate", las dos estallamos en carcajadas.
En fin, entrañable como E.T.
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